Carolina Bravo Psicóloga

Cuando se trata de relaciones, todos tenemos nuestra forma única de vincularnos con las personas. Esta «forma» se origina en nuestra niñez, gracias a la relación con nuestros cuidadores. La idea, propuesta por John Bowlby, un influyente psicólogo británico, nos ayuda a entender por qué actuamos como lo hacemos en nuestras relaciones íntimas. Vamos a desglosar los estilos de apego en un lenguaje sencillo, mostrando cómo estos patrones afectan la forma en que nos relacionamos con nuestras parejas.

¿Qué es el Estilo de Apego?

Imagina que el estilo de apego es como el sistema operativo detrás de cómo interactuamos en relaciones cercanas. Desde pequeños, desarrollamos uno de estos estilos basados en cómo nuestros padres o cuidadores respondieron a nuestras necesidades. La Teoría del Apego, inicialmente propuesta por John Bowlby y posteriormente expandida por Mary Ainsworth y otros, describe principalmente dos grandes categorías de apego: seguro e inseguro.

Apego Seguro

El apego seguro se considera como el ideal en términos de desarrollo emocional y de relaciones saludables. Si creciste sintiendo que tus necesidades eran atendidas de manera consistente y amorosa, probablemente te sientes cómodo dando y recibiendo amor.

Las personas con un estilo de apego seguro tienden a tener una visión positiva de sí mismas y de sus relaciones, y están cómodos tanto con la intimidad como con la independencia. Son como ese amigo que siempre está ahí para ti, equilibrado y confiable. En las relaciones, estas personas son abiertas y honestas, pueden hablar de sus sentimientos y no les da miedo la intimidad. Asimismo, son confiados y capaces de establecer límites saludables.

Apego Inseguro

Dentro del apego inseguro, encontramos varias manifestaciones que reflejan las diversas respuestas a las necesidades emocionales no satisfechas durante la niñez

Apego Ansioso (Ansioso-Ambivalente): Si tus cuidadores fueron un poco impredecibles—algunas veces estaban allí para ti, otras veces no—puedes desarrollar un estilo ansioso. Las personas con este estilo a menudo se sienten inseguras sobre la disponibilidad de su pareja. Buscan cercanía y aprobación constantemente, pueden mostrar dependencia y temor al abandono. Tienen una visión positiva de los demás pero negativa de sí mismos, lo que les lleva a valorar excesivamente las relaciones a expensas de su propia autoestima.

Imagina a alguien que siempre está tratando de descifrar si su pareja realmente lo quiere. Pueden preocuparse mucho por la relación, necesitar mucha confirmación y sentirse inseguros con facilidad. En el amor, pueden parecer que necesitan constantemente asegurarse de que todo va bien.

Apego Evitativo: Ahora, si creciste aprendiendo que mostrar emociones o buscar cercanía no era lo «correcto,» podrías inclinarte hacia un estilo evitativo. Estas personas son los «lobos solitarios» que valoran mucho su independencia y a veces ven las relaciones cercanas como una limitación. Prefieren no depender de los demás ni que los demás dependan de ellos. Tienen una imagen positiva de sí mismos pero negativa de los demás, lo que puede llevarles a desvalorizar las relaciones cercanas. No es que no tengan sentimientos, pero les cuesta más compartirlos y prefieren mantener una cierta distancia.

Apego Desorganizado: Este estilo suele desarrollarse en entornos más caóticos, donde el niño no pudo encontrar una forma consistente de recibir cuidado y amor. Los individuos con apego desorganizado muestran patrones de comportamiento contradictorios y pueden luchar con la regulación emocional. A menudo, tienen dificultades para confiar en los demás y pueden exhibir respuestas extremas o inapropiadas en las relaciones. Pueden tener relaciones tumultuosas, a veces quieren cercanía, y otras veces no, lo que puede hacer que sus relaciones sean bastante complicadas.

Implicaciones en la Vida Adulta

Entender tu estilo de apego es como tener un mapa que te ayuda a navegar en tus relaciones personales. Si te identificas con un estilo inseguro (ansioso o evitativo), conocer este patrón es el primer paso para cambiar cómo te relacionas con los demás. La conciencia de nuestro estilo de apego y el trabajo para ajustar los comportamientos inseguros, ya sea mediante auto-reflexión o terapia, pueden conducir a un apego más seguro, no solo en nuestras relaciones de pareja sino también en otros tipos de relaciones interpersonales.

Por ejemplo, si tiendes a preocuparte mucho en tus relaciones, reconocer este patrón puede ayudarte a trabajar en tu autoestima y en comunicarte de manera más efectiva. O si sueles mantener a las personas a distancia, aprender a abrirte poco a poco puede fortalecer tus vínculos con los demás.

En conclusión, entender nuestros estilos de apego no solo nos ayuda a comprendernos mejor a nosotros mismos, sino que también puede mejorar la forma en que nos relacionamos con las personas que amamos. No se trata de etiquetas inamovibles, sino de puntos de partida para crecer y construir relaciones más fuertes y satisfactorias.

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