Cuando acuden a consulta, la gran mayoría de mis pacientes femeninas coinciden en que la penetración, a pesar de ser uno de los momentos de más conexión entre la pareja durante el acto sexual, no es el momento más placentero del encuentro. De hecho, la gran mayoría de las mujeres sanas y sin disfunciones sexuales, confiesan que, raras veces, alcanzan el orgasmo «vaginal» con la penetración como única forma de estimulación.
Y es que, cuando se inicia la penetración, existe un gran placer para el hombre y la mujer (siempre y cuando ambos estén excitados y la lubricación permita una penetración sin dolor) pero, a medida que van pasando los minutos, para muchas mujeres termina decayendo la libido, ya que las terminaciones nerviosas de la vagina no son suficientes para alcanzar el orgasmo femenino. Y, al cabo, de 3 o 4 minutos, si la única estimulación es esta, la mujer empezará a perder la excitación.
Sin embargo, si mientras existe penetración, además se estimula el clítoris, o cualquier otra zona erógena de la mujer (incluido el cerebro!), el orgasmo femenino está asegurado. Pero insisto: NO por la penetración en sí misma, sino por todo lo que la acompaña y complementa.
Desmontando Mitos
Hoy en día, se sabe que las mujeres no necesitan anestesia en el interior de la vagina durante la cirugía. Esto es, porque la vagina no es un área altamente sensible. Y, por ende, no está preparada biológicamente para tener orgasmos. Así que, Mujer: no te atormentes más! es normal que no llegues al clímax sólo con la penetración. NO ERES FRÍGIDA. Deja de poner el dolor de cabeza como excusa, y dile a tu compañero con qué gozas y con qué no. Te invito a disfrutar de tu sexualidad sin tapujos… Cuando eso ocurra, descubrirás que el sexo te gusta tanto como a los hombres.
Y tú, Hombre: si todo tu potencial sexual lo enfocas hacia cómo la metes… No esperes que, al terminar el coito, alguien te felicite. Existe tooodo un mundo de posibilidades para que una mujer también disfrute, y que no incluyen el uso del pene. En lo que al placer se refiere, la penetración vaginal, no es lo que va a hacernos volar. Y, si te han dicho lo contrario, fingían el orgasmo. O lo aderezaron con mucha imaginación y fantasía erótica que, dicho sea de paso, suele ser un aliado bastante poderoso de las mujeres. Siento decepcionarte…
Cuando, algunos hombres, utilizan “los preliminares”, sólo para allanar el camino y obtener la suficiente lubricación para poder culminar con la penetración, nos dejan tan excitadas como insatisfechas. Cambiar de los juegos previos a la estimulación vaginal, muchas veces, es echar por tierra todo lo disfrutado hasta el momento.
¡Ojo!…
No me malinterpretéis, la penetración es fantástica pero, de forma aislada, es como un huevo sin sal. Otro apunte, el disfrute del sexo, depende de que cada uno sepa comunicar lo que le gusta al otro… Y, de que todo lo que pase en el acto, sea consentido y con sentido.
Volviendo a la vagina y al orgasmo femenino, se suele hacer una falsa distinción entre el orgasmo vaginal y el clitoridiano. El vestíbulo de la vagina y el interior de esta que, de acuerdo con los defensores del orgasmo vaginal es el productor del orgasmo, está, «como casi todas las demás estructuras corporales internas, pobremente abastecida de órganos terminales sensoriales. El origen endodérmico interno del recubrimiento vaginal la hace similar al recto y a otras partes del tracto digestivo» (Kinsey, Sexual Behavior in the Human Female, p. 580).
«Sin importar qué medio de excitación se usa para llevar al individuo a un estado de clímax sexual, la sensación es percibida por los corpúsculos genitales y se localiza donde ellos están situados: en la cabeza del clítoris o del pene” (Kelly, p. 49).
TODOS los orgasmos femeninos, son extensiones de la sensación en el clítoris. Centro de la sensibilidad sexual y el equivalente femenino del pene. Lo explica perfectamente G. Lombard Kelly, en Sexual Feelingin Married Men and Women, donde dice:
“La cabeza del clítoris también está compuesta de tejido eréctil, y posee un epitelio o cubierta muy sensible, dotada de terminaciones nerviosas especiales llamadas corpúsculos genitales y particularmente adaptadas a la estimulación sensorial, que bajo condiciones mentales adecuadas termina en el orgasmo sexual. Ninguna otra parte del tracto reproductivo femenino posee dichos corpúsculos (p. 35).
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