Carolina Bravo Psicóloga

Existen momentos en la vida donde surge la pregunta clave: ¿cuándo acudir a un psicólogo? Muchas personas enfrentan períodos en los cuales, por diversas razones, no se sienten lo suficientemente fuertes o estables para manejar ciertos problemas. Son esas situaciones que parecen ‘escaparse de nuestras manos’, tanto logística como emocionalmente, y este estado se mantiene por más tiempo de lo que consideraríamos ‘normal’, como durante épocas de estrés elevado o acumulación de problemas. Asimismo, hay instantes en los que debemos afrontar cambios significativos que nos asustan, como casarnos, divorciarnos, cambiar de trabajo o de vivienda, o la pérdida de un ser querido, momentos que nos impulsan a salir de nuestra ‘zona de confort’.

A veces, confundimos “malas rachas” con verdaderos problemas, o incluso, trastornos, bien sean: trastornos depresivosansiosos, de conducta, trastornos del sueño, de control de impulsos, y un largo etcétera que aprendemos a mantener a raya o a controlar en cierta medida; y, aunque nos mermen ciertas capacidades, hemos aceptado que son parte de nuestra personalidad y que no podemos hacer nada por evitarlos. Y, otras veces, sabemos que estamos mal, pero no sabemos el por qué, hemos perdido el interés por las actividades que antes resultaban placenteras, estamos intranquilos y con sensación de tensión constante.

Sin embargo, no es preciso sufrir en vano, sobre todo, cuando estos problemas pueden agravarse al no afrontarlos, o no saber cómo hacerlo. Saber cuándo acudir a un psicólogo, puede ayudarte a poner freno a esta situación, ya que, éste, puede brindarte la ayuda que necesitas y dotarte de herramientas que te permitan sentirte bien contigo mismo y con tu vida.

10 Síntomas que nos indican cuándo acudir a un psicólogo

1. Sientes que no tienes control sobre el día a día

El malestar se intensifica cada día más, hasta el punto que llega a interferir en tu desempeño cotidiano y no eres capaz de analizar las cosas con objetividad y actuar inteligentemente. O bien, vives en soledad, sin orden y no haces nada por relacionarte con otras personas.

2. Empiezas a somatizar

Es decir, a transformar lo psicológico en síntomas orgánicos y funcionales, como dolores en diferentes partes del cuerpo; o, a tener ataques de ansiedad (presión en el pecho, aceleración del ritmo cardiaco, hiperventilación o respiración muy acelerada, sudoración, mareo…).

3. Sientes las emociones “a flor de piel”

O bien, tienes incapacidad para controlarlas: llanto, rabia, culpa, impotencia, tristeza, desolación, euforia, angustia, desesperanza, etc. Te sientes agresivo/a, irritable, con cambios de humor que no se pueden controlar y que pueden llevar a generar situaciones límite.

4. Incapacidad para resolver situaciones graves

Que puedan producirse en el ámbito familiar, laboral o social: Problemas de pareja o con hijos, situación económica, conflictos laborales o con amistades… Incluso, a veces, piensas que todo el mundo está en tu contra.

5. Pensamientos negativos

Te invaden los pensamientos negativos, catastrofistas u obsesivos; y no consigues hacerlos desaparecer fácilmente, impidiéndote vivir la vida con normalidad.

6. Insomnio

Tienes insomnio (en cualquiera de sus modalidades), o problemas para conciliar el sueño y descansar, generalmente, porque no se puede desconectar de los problemas.

7. Deseo de morir o de suicidarse

Sientes que la vida no tiene sentido y deseas que se acabe.

8. Quieres potenciar determinadas habilidades

Habilidades, tanto personales como sociales, que te permitan hacerle frente a diferentes situaciones con mayor aplomo.

9. Adicción o adicciones

Tienes adicciones que no eres capaz de controlar: Alcohol, juego, drogas, sexo…

10. Problemas en las relaciones sexuales

Experimentas dificultades en relación al deseo, la excitación, el orgasmo, sientes dolor durante el coito, etc.

 

En resumen, reconocer cuándo necesitamos apoyo externo es un paso valioso hacia nuestro bienestar emocional y mental. Si te encuentras en un momento en el que las preguntas superan a las respuestas, o si las estrategias que solías emplear ya no parecen surtir efecto, recuerda que no estás solo/a. Puedes solicitar una cita a través de este enlace. Juntos, podemos trabajar para descubrir las herramientas y perspectivas que te permitan avanzar hacia una vida más plena y satisfactoria.

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